Click! por Marcos Aguinis

Suelen acosarnos buenos propósitos sin que podamos descubrir qué forma convertirlos en realidad. Por eso se ha impuesto el lugar común de que “de buenos propósitos está pavimentado el camino del infierno”. Ideas maravillosas marchitan antes de florecer. Otras desgastan el cerebro de quienes se esmeran en hacerlas madurar, inútilmente.

En contraste, también existe la chispa milagrosa. Algunos la llaman inspiración, otros oportunidad justa. No siempre se puede efectuar una disección fina que revele los secretos de su mecanismo o la escondida energía que la nutre. Esa chispa milagrosa aparece en el arte, la ciencia, la política y las relaciones humanas. No depende sólo de la voluntad, aunque la voluntad es imprescindible para avivar su fuego. De lo contrario, también las chispas milagrosas se secan y mueren.
Entre los estallidos inesperados y fértiles que han ocurrido en esta región austral del mundo, debemos mencionar el fenómeno llamado CLICK. Si lo hubiesen descripto como un gran proyecto antes de nacer. Si lo hubiesen publicitado como una tarea original que merecía gran apoyo. Si lo hubiesen diseñado como una iniciativa destinada al triunfo. Si hubiese gozado de una fuerte promoción previa, tal vez no se habría conseguido mucho. Pero sin esas descripciones, publicidad ni parafernalia de carnaval, estalló CLICK y enamoró a miles de jóvenes. Es un acontecimiento conmovedor. Los jóvenes suelen ser acusados de no tener suficiente experiencia, pero nadie les gana a tener buen olfato y un volcán de poderes escondidos.
CLICK se ha convertido en poco tiempo en un espacio de privilegio que atrae e inyecta vida, que hace pensar y sentir, que produce carcajadas y lágrimas, que muestra y enseña. Que tiene los colores, el perfume y las burbujas de la juventud. Que, por lo tanto, está destinado a crecer y durar.
Marcos Aguinis